James Bond, el agente secreto de la inteligencia británica con ¨licencia para matar¨ creado por el periodista y escritor Ian Fleming es una personalidad que se ha romantizado durante sus inicios en el año 52. Desde su personalidad magnética y su afortunada suerte con las chicas, hasta su figura y su forma de vestir; pero más allá de todo ello, existe algo que muchas veces se ha escapado de las novelas de Fleming, saltando directamente a la pantalla grande, dejando a más de uno sin aliente, y con el corazón latiendo a toda velocidad. No podríamos estar hablando de otra cosa que de los impresionantes vehículos que aparecen en todas las entregas de esta exitosa saga de acción.
Las escenas de riesgo, donde el personaje principal intenta escapar, no podrían ser igual de emocionantes con la falta de un automóvil fabuloso, pero… ¿cómo comenzó esta rutina de ¨un súper auto para un súper hombre? Esto, es fácil de entender. Para dar mayor potencia a este ingenioso espía debe existir un compañero de cuatro ruedas; pero ¿sabes acaso cual fue el primer auto que condujo este chico malo en su primera aventura en el cine?
El Satánico Dr. No de 1962 es la primera de las novelas de Ian Fleming llevadas al cine – aunque no la primera en ser publicada- en esta entrega, aparece un fantástico Sunbeam Alpine series II color azul country, en una entretenida persecución.
Pero, este auto no es solo un accesorio que da al héroe un estilo muy particular, sino que es toda una joya automotriz.
La serie II, fue producida desde 1960 hasta 1963, este auto, fabricado por la empresa británica Grupo Roottes; presentaba una resistencia de 80 hp – lo que era magnifico para aquella época (podemos recordar a Bond, yendo en su Alpin a unos 160 kilómetros por hora, pasando por debajo de un camión, mientras escapaba de sus perseguidores, y al mismo tiempo lucía increíble).
En un film, siempre recordamos más los autos que se encuentran en medio de la acción, y, aunque fue algo muy complicado llevar hasta Jamaica – lugar donde se rodó la película- el Bentley que Ian Fleming añoraba para el afamado personaje, nadie pareció echarlo en falta en salas de cine, cuando, gracias a su poca altura, el Alpin le permitió a Bond una hazaña tan memorable como atravesar un camión en movimiento.
Quizás, no fue un Bentley, o un Aston Martin- donde todo el mundo sospecha que Bond aprendió el arte del manejo- pero este bajo y discreto automóvil, no solo logró aparecer en la pantalla grande acompañando a uno de los personajes más populares de la cultura pop, sino que, justamente gracias a lo impresionante de las escenas, el pequeño auto con motor de 1592 cc ampliado, se apoderó de muchos de los corazones de los amantes del mundo automotriz, convirtiendo al Alpin en uno de los autos más codiciados del año 62; por supuesto, todos querían realizar escenas monumentales debajo de los camiones en el mismo auto extraordinario alquilado por el audaz agente secreto.